Se ha ido una estrella brillante, una mujer que iluminaba con su presencia, elegante, de sonrisa y mirada pura, una dama que guardaba en su corazón penas como la partida de sus padres y hermana.
Valiente como ninguna, apoyada por su amado hijo Cristian resistió y luchó contra la enfermedad que daba inicio a su viaje. Te quise mucho Martita y tú lo sabías.
Algún día veré tu sonrisa de nuevo, hoy es Dios y tu familia la que ven tu rostro sonriente. Buen viaje.
Hasta luego Martita linda.
Irma María
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