Por Carlos Asquet Jaque
En el fervor añejo de la tribu
una mujer exhala fábulas de muerte,
un niño rompe la foto del abuelo
y en el espejo sólo conviven los amarillos silencios de la memoria.
Cada cual sabe como respira
y como muere,cada cual usa viejas monedas
para abrigar el otoño solitario de la sepultura,
todos quieren huir
ahora todos quieren la miseria
que un día el mendigo dejó olvidada
una calle más arriba de la tristeza.
Nada rompe y destruye los cimientos podridos de la miserable cloaca,
nada se empieza
sin una profecía de metal que lo sustente,
nada ocurre en la plaza de ayer si no estamos allí, para soñar con la plaza
que esperará por nosotros mañana.
Pasan los días y allá lejos un suicida escupe lágrimas
para un Dios que duerme,
pasan los días y afuera de la iglesia la niña fea sigue esperando el aplazado turno para un beso,
pasan los días y en la oscura caverna del imperio
y de la tribu
se desangra la última sonrisa del hombre la sucia y mil veces violada esperanza
de un tiempo
que nunca fue…
{mxc}