Por Jorge Bahamondes Leal
Son las 23 horas de un jueves a finales agosto, noche que se enmarca en un invierno muy lluvioso, a la antigua dicen algunos. Hace ya 3 horas comenzó una agradable reunión, si puede llamarse así, otros le dirían: convivencia con objetivos, pero poco importa, en definitiva, el nombre que le otorguemos, frente a lo relevante de hecho.
En el living de nuestra casa se encuentran 6 personajes, incluido yo, representando a diferentes instituciones civiles cauqueninas nacientes, cuyos objetivos apuntan en una dirección: despertar a Cauquenes del letargo en que ha estado por años, representando el sentir de cada uno de ellos en relación al curso que debiera seguir la historia de nuestra comuna de aquí en adelante.
Participación de la Sociedad Civil Cauquenina, ¿discurso o realidad?
Cauquenes hace ya mucho tiempo que viene sufriendo una suerte de transformación silenciosa.
Si ¡¡… Cauquenes…. esa ciudad que todos, hace un tiempo, ante la pregunta: ¿y como sigue Cauquenes?....... Contestábamos:….Igual que siempre… el tiempo allá no transcurre….. Se detiene sigilosa y complacientemente. Ahora las cosas parecen estar cambiando….. Hace un tiempo, como decía, se está escuchando, e instalando subterráneamente, un discurso de transformación social que parece aumentar con el tiempo. Da la impresión que todos quieren que algo suceda, pero no saben como, que hacer, acostumbrados como siempre que los cambios provengan desde fuera o desde arriba.
Este es el escenario que percibo en la comuna, y también en la provincia. Por un lado se encuentran los servicios públicos y sus honorables trabajadores, personas con vocación de servicio público. Y por otro, se encuentra el ciudadano común, que agrupados compone nuestra tan nombrada Sociedad Civil, e instalados en el medio, los gérmenes de la desconfianza y el miedo mutuos. Estos gérmenes subterráneos, avistados por algunos, sospechados por otros o simplemente ignorados y dejados a su entero azar, socaban silenciosamente nuestra convivencia y terminan por destruir y malograr hasta el mejor de los planes o proyectos.
Muchos de ellos dedicados al fortalecimiento de nuestras instituciones, del capital humano y en definitiva al empoderamiento de nuestra Sociedad Civil, ambos, ejes centrales de todo desarrollo.
Me explico, en general hoy en día existe un discurso muy instalado, a todos los niveles, que promueve a viva voz “la importancia de la participación ciudadana”, en los diferentes procesos de planificación y toma de decisiones (ejemplo Pladeco, Plan Cauquenes, Mesas Territoriales, etc.). Pero, según mi apreciación, muy personal, pero compartida también con muchas personas en las conversaciones diarias o de pasillos, es que este proceso no va más allá del discurso original, y no se ve plasmado en la realidad al momento de hacer una evaluación minuciosa del efecto real de estos procesos participativos.
Y esto se puede deber a diferentes factores, a saber:
· Miedo de los servicios públicos a ceder poder a una sociedad informada y demandante, en definitiva: empoderada.
· Miedo de la sociedad civil a exigir sus derechos en todo ámbito, debido a las responsabilidades que esto también conlleva.
· Desconocimiento de ambos sectores de la forma adecuada en que estos procesos deben llevarse a cabo.
· Intereses personales priman sobre los que conducen al bien común.
· Modelo neoliberal recalcitrante nos ha transformado en seres egoístas y competitivos que no velamos por el bien común.
· Suma y sigue.
Cada uno de los puntos anteriores, tiene la capacidad por si mismo de instalar un debate en torno a un artículo de cada uno de ellos, pero no corresponde a las expectativas de este escrito, solamente dejar la inquietud planteada para ver si alguien quiere profundizar estos temas y abrir debate al respecto, aprovechando este medio de opinión.
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