Por Roberto Romero Yañéz
Los precandidatos presidenciales -así como en toda campaña- brindan para este año una jungla con flora y fauna diversa, así como en las pasadas campañas municipales hoyse oyen planteamientos que se enmarcan en lo políticamente correcto dando continuidad al modelo; otros esbozan arriesgados, atractivos y tentadores imposibles y otros popularizan propuestas chifladas que rayan la payasada.
Este escenario no es desconocido, basta recordar las pasadas elecciones de octubre pasado para situarnos en contexto y recordar dichos y hechos que podrían dar la razón al político italiano a Giuseppe Mazzini quien dijo, “las promesas son olvidadas por los príncipes, nunca por el pueblo”.
Solo meses han transcurrido de la modificación o continuidad Alcaldes y Concejales, quienes representan claramente el nepotismo y devoción al poder a escala. Quizás para algunos es precoz realizar análisis de gestión en forma y fondo; cobrar la palabra empeñada, o recordar tal o cual planteamiento de campaña de los “políticos” o personas que fueron candidatos y ahora ostentan un determinado cargo.
En este sentido, el mejor escenario para un “político”; persona envestida de autoridad por votación popular y su grupo leal-seguidor es la certidumbre, la calma y mares mansos sin elementos, ideas, planteamientos o personas que puedan revolver el gallinero, este atmosfera ideal se traduce y permite una especie de intervención en todos los órdenes evitando así efectivamente que otros actores e incluso cuerpos legales de la sociedad y ciudadanía puedan participar u opinar.
Estos y otros elementos son propicios y preparan el clima para aproximarse cada vez más a la eternización o sucesión en el poder, deseo imperativo en aquellos que habitan y controlan pueblos y comunas con escaso desarrollo y alejamiento de instancias para cultivar el pensamiento reflexivo.
Y a propósito y volviendo a la diversidad de personeros que intentan llegar a las elecciones presidenciales, hay uno, que hace años promovió una teoría entablada mediante el libro “El Desalojo”, este político planteo en su momento que un determinado sector de la política que buscada el poder, debía asumir una actitud más enérgica y fiscalizadora para sacar del poder al otro sector. El autor que hoy es precandidato, postulo en su libro que la política de los acuerdos que él mismo había impulsado y defendido en la década del noventa, era capítulo cerrado y se debía endurecer las posiciones con el abierto objetivo de desalojar a quienes en la década del dos mil estaban en el poder.
Además en su minuto señalo a la revista Nos, que “La corrupción es una enfermedad que tienen todos los gobiernos y mientras más se prolonguen en el tiempo, más acentuados son estos fenómenos.
Es casi como una ley de la vida, por eso es que es tan sano que exista la alternancia en el poder”.
Se puede estar de acuerdo o no con lo planteado por este político; se podrá votar por él o no en primarias o eventualmente en la propia elección, pero su postura quedo escrita y esperando que no hubiesen sido solo pensamientos demagógicos contingentes, toma cada vez más peso y urge a nivel local hacer realidad la frase “…es que es tan sano que exista la alternancia en el poder”.
¿Que se hace hoy?; ¿que se hace desde hoy? y ¿quienes lo hacen?, para lograr experimentar a nivel local unas de las virtudes superiores de la civilidad y la democracia imperfecta imperante, como son la alternancia en el poder y la libre expresión.
Roberto Romero Yáñez.
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