La vida es una estancia incubadora
de proyectos, de ensueños y de utopías,
semejante a la más bella partitura
de un himno a la esperanza, cada día.
Es un mágico barco que navega
por sobre el ancho océano del tiempo,
de ese tiempo que avanzando nos entrega
la ilusión de arribar a un mejor puerto.
Y mientras el tiempo se escurre raudamente,
cada ser ve entornarse sus ventanas;
es el destino que Dios Omnipotente
a cada cual, por separado, nos depara.
Es por ello que al final de cada año
y ya al cierre de agitados doce meses,
mirando con nostalgia el calendario,
nuestras almas se comprimen y enternecen.
Es la ocasión que de verdad conmueve
al evocar tiempos ya idos y lejanos,
cuando TODO nos decía: sí, se puede
vivir sobre la tierra como hermanos.
De ahí es que esta noche, en todo el mundo,
cada cual a su albedrío y a su estilo,
intentando, quizás, cambiar de rumbo,
se detendrá a meditar sobre su sino.
Y con la vista inmersa en lo infinito,
a instantes del nuevo año que ya asoma,
sabremos de verdad, fuera de mitos,
si han sido bien vividas nuestras horas.
Quiera Dios que al arribo del nuevo año
cada familia, en unión, alce sus vasos,
y que al brindar, con cariño y sin agravios,
ratifique dicha UNIÓN con fuerte abrazo.
FELIZ AÑO NUEVO
Alejandro Peña Castro
Alpecas.
Diciembre 2010
{mxc}