Con cánticos sagrados
otrora en las mañanas,
el templo San Alfonso
al mundo saludaba,
mostrando a todo viento
su estampa centenaria;
en tanto que, imponentes,
por sobre el altiplano,
dos torres armoniosas
llamaban al rosario
haciendo oir el eco
de añosos campanarios.
La gente de Cauquenes,
incluso la foránea,
con un muy sano orgullo,
sonriente lo admiraba,
y frente a sus altares
piadosa allí rezaba
gloriando así a este templo,
reliquia de Cauquenes,
que, hencido de alegría,
mostrábale a sus fieles
su rostro maquillado
con brochas y pinceles.
Por ser una reliquia,
erguirlo se merece,
cualquiera sea el credo
se tenga o se profese,
por cuanto San Alfonso
a todos pertenece.
Por eso nos amarga,
por eso es que nos duele
ver como a San Alfonso,
por rara paradoja,
la fuerza de Natura
le cercenó sus rieles.
Y mucho más amarga
y mucho más nos duele,
ver como a San Alfonso,
despuès de un año y medio
no hay nadie que se empeñe
buscarle algún remedio.
Dios quiera que muy pronto,
de nuevo en las mañanas,
en nuestro San Alfonso
repiquen sus campanas
y el pueblo vea abrirse
sus puertas centenarias.
Alejandro Peña Castro - ALPECAS.
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