Las garras de la parca
me quisieron atrapar
con la intención tenebrosa
de sacarme de este mundo
y causar dolor profundo
a mi entorno familiar.
Mas, siendo Dios el que manda,
él me dio nueva ocasión
de continuar en la tierra,
junto a mi amada familia
y así aguardar, en vigilia,
un mundo con más amor.
Dios siempre brinda ocasiones
para dar y recibir,
todo lo cual, con nobleza,
nos permite, si queremos,
en el mundo que hoy tenemos,
gozar de un mejor vivir.
Son lecciones que se aprenden
y que en mí perdurarán,
después de haberme salvado
de la fatídica parca
que con sus tóxicas garras
me quiso un día atrapar.
Gracias Dios, por ser piadoso,
gracias Dios, por tu bondad
gracias por darme más vida
y afianzarme los conceptos,
ahora en mi alma plasmados,
de FAMILIA y AMISTAD.
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ALEJANDRO PEÑA CASTRO
Alpecas
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