Pelluhue fue, en otros tiempos,
no más que una simple aldea,
sin calles pavimentadas
y con precarias veredas.
En su estructura global,
parecía un sitio eriazo
con alambradas de púa
que enmarcaban sus espacios.
Para llegar a sus playas
y a su mar, que era la meta,
el transporte que existía,
era, entonces, la carreta.
Aunque algunos, más osados,
se acercaban a sus dunas
en caballos enriendados
y con hermosas monturas.
No obstante, poquito a poco,
con el correr de los años,
Pelluhue empezó a crecer
hasta hacerse balneario.
Balneario que atrae
con cabañas y hosterías,
sendo Blanquita Reyes
la primera en darles vida.
Y así el Pelluhue de otrora,
con su océano imponente,
hoy luce como una aurora
que recibe al sol naciente.
Por eso se insta a turistas,
sean jóvenes o ancianos,
que visiten a Pelluhue,
a PELLUHUE-BALNEARIO.
Por Alejandro Peña Castro - ALPECAS
PELLUHUE, ENERO DE 2013.-
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