Me detengo a pensar en los seres amados
lejanos en la prisa del siglo que se borra
pero cercanos en la plática
que nos dejó recuerdos
en cada segmento de la vida provinciana:
la historia a través de las verjas
que separaban los huertos
en el plural de las victorias y las lágrimas;
entre piedras y muros, caídas y tropiezos;
mientras íbamos camino al mercado
o en el recreo de la escuela
o bajo los tilos en primavera
en la plaza de nuestro pueblo.
Las imágenes me acompañan.
Certifican el beneplácito de haber vivido
el catecismo de los afectos;
donde la duda no tiene espacio
y sólo asisten las confianzas
que validan la existencia.
Antes del camino desconocido
donde ciega la luz
y diluyen las sombras;
reciba Ud amigo/a de mi pueblo,
contemporáneo de mi tiempo
y de mi tierra amada
este cálido saludo navideño
Por Eliana Segura Vega
{mxc}