Dar sin mirar a quien, psicologos de la plaza de Cauquenes

    Por Jorge Bahamondes LealSample Image

    Cauquenes, una tarde en los noventa, primavera, calor y briza, amigos  y diversión. Las prioridades eran otras para nosotros, una juventud llena de energía y sueños por realizar.Las historias de los mayores sólo resonaban huecas y lejanas. Hablaban de un gran terremoto, que destruyó nuestra ciudad.

    Allá por el ’39 decía mi abuelo, en el ‘60 y algo se salió el mar llevándose una parte de Pelluhue, complementaba mi padre. Historias recurrentes, memorias colectivas, que recordaban el dolor y el sufrimiento de miles de personas, quizá un intento de prepararnos para algo que un día retornaría.

    Para nosotros el ’85 fue un aviso, pálido en su actuar, mensaje inverso, que nos hizo creer que estábamos más que preparados para enfrentar lo peor. Sin embargo, la inocencia de este razonar se vio profundamente mutilada la madrugada del 27 de Febrero del tan esperado año del Bicentenario.

    TERREMOTO 8.8 con epicentro 63 Kms al Sur Oeste de Cauquenes. Para mí, EL TERREMOTO DE CAUQUENES. Se movió la tierra, tembló el alma de los cauqueninos. Se salió el mar, llevándose un montón de almas, dejando miseria y desolación.

    En medio de todo esto, se mostró lo mejor y lo peor de nosotros. Solidaridad y saqueo, amor y violencia. Incluso los profetas del absurdo, vaticinaron el fin de los tiempos.
    Lo real es que la vida, a duras penas, continúa. Mi ciudad lentamente se levanta, se observa, palidece a ratos, se sorprende y se ve en la necesidad de volver a pararse. Digna, orgullosa, dolida, pero nunca muerta.   En este levantarse, del que todos somos un aporte más, cabe mencionar y destacar  loables labores realizadas. Personas comunes, algunas anónimas, otras, caras visibles.
    Entre ellas, mi  amigo Cristian Lagos, EL TOPO, como lo llaman sus cercanos, quizá aludiendo a su condición de ceguera que lleva orgulloso consigo ya hace un par de décadas. Anoche lo vi en televisión, una entrevista para TVN, que orgulloso y pequeño me sentí. Alabaron su temple gallardo, admiraron su más-valía, aunque lo llamaron minusválido.
    Ayudó a organizar a su familia post-terremoto, los tranquilizó y los alivió, para él la oscuridad reinante no fue un obstáculo sino una oportunidad.  No conforme con esto, no se sentó a esperar la ayuda, se levantó y se puso en marcha inmediatamente y quiso compartir sus saberes psicológicos. Su área por cierto, ya que es psicólogo clínico titulado de la Universidad de Concepción y especializado con un Doctorado en España, entre otros.  Decidí ir a verlo, por un lado, para felicitarlo y por el otro, curioso del proceso de ayuda que está prestando y que es de mi más completo interés. Se alegró de verme y tras un breve diálogo comenzamos a hablar acerca de lo puesto en marcha.
    Entre muchas otras cosas, muy interesantes por cierto, me relató que hace un tiempo regresó de España junto a su esposa y sus dos hijos. Que su retorno ha sido en general de dulce y agraz. Dulce por la alegría de encontrarse en el calor de sus cercanos, familia y amigos, pero amargo también debido a la falta de oportunidades laborales en lo referente a su profesión y a la pérdida total de su vivienda durante el terremoto, lo que representa un duro golpe a su identidad, autoestima y a la economía familiar.No obstante, pese a todo lo afectado que se encuentra por esta situación, tuvo la valentía y entereza suficiente para ponerse de pie y organizar un movimiento sin precedentes en la historia cauquenina.
    Organizó de la nada un grupo de voluntariado que funciona en la Plaza de Armas de nuestra ciudad y que tiene por objetivo principal brindar ayuda psicológica (contención emocional) a muchas almas dolidas y sufrientes producto de la catástrofe que nos ha afectado.
    Este grupo, en un comienzo sólo conformado por él, posteriormente ampliado con una colega  (Francisca) y otros apoyos,  comenzó en el hospital base, desde donde, producto de egos mal canalizados, tuvo que emigrar a su actual ubicación, luego de una ardua y autónoma gestión para conseguir los materiales suficientes para poder operar eficientemente (carpas, mesas, sillas y otros).
    Este esfuerzo comenzó tímido y lento, pero con el transcurrir de las semanas, como hemos podido apreciar quienes transitamos por el lugar, ha ido tomando una fuerza increíble, son muchas las personas que gratuitamente han bebido de esta ayuda, saciando una sed de compañía, de solidaridad, lo cual les ha permitido calmar sus temores, bajar su ansiedad y prepararse para enfrentar lo por venir, la vida de un pueblo que aunque caído, quiere volver a caminar.
    Todo gracias al TOPO, el que vive en la oscuridad ayudando a que otros vean la luz…….Sin trabajo y sin casa, pero que no obstante, da sin mirar a quien.

    Jorge Bahamondes Leal -  Psicólogo Egresado - Colaborador Grupo de Voluntarios Plaza de Armas de Cauquenes 

    {mxc}

    © 2025 Cauquenino.com

    Please publish modules in offcanvas position.