Grandes de la música MARIO ORELLANA LILLO, el talento que vino del sur.

    Fuente: Revista MOTIVUS - Por Alejandro Morales Orellana - Profesor de Estado

    Recibo malas noticias desde la capital. Un amigo se encuentra delicado de salud, en menos de un mes lleva siete intervenciones quirúrgicas oculares. Debo llamarlo de inmediato. Marco su número y responde:” ¡Hola amigo!”_.¡Que gusto escucharte” “Flaquito! ¿Cómo has estado?_le consulto.-”Ahora bien, estuve 15 días ciego y ahora recién recuperándome”_me dice y añade,” estos días voy a Cauquenes, me invitó Oscarito Muñoz ”_ ”Bueno acá te vamos a compartir, podríamos tener unas buenas tocatas.”Le contesto.

    Llega el día acordado,  lo voy a buscar y allí está este amigo con su simpatía de siempre y que jamás deja de sonreír .  Nos fundimos en un apretado abrazo y felices nos encaminamos a mi casa.

    Es nuestro personaje de esta edición. MARIO ORELLANA LILLO, un músico, que guardando las proporciones ha sido considerado por sus colegas como “Un pequeño Mozart”, dueño de un talento notable y que sorprendió a los artistas de la época. Tenía una gran facilidad de aprender distintos instrumentos musicales, de cuerdas, teclados y otros.

    Nace en Curacautín, novena región, el 15 de Octubre de 1954. su familia estaba compuesta por Don Mario Orellana Alarcón (Q.E.P.D.), destacado Profesor que llegó a ser Director del Instituto politécnico de Cauquenes. Su madre, La Señora Mercedes Lillo Pino, dueña de casa, la que conocimos como una buena Soprano Lírica, acompañada siempre instrumentalmente por su hijo primogénito. Mario es el mayor de sus hermanos, de profesión contador auditor, le sigue Patricio Humberto, comerciante, Sandra Marlene, Arquitecto, Juan Alberto, Contador auditor y empresario y Mercedes Rosa Eliana, publicista.

    Curacautín en los inicios de los años 50, era una ciudad de elevada cultura,  cuando Mario tenía poco más de 3 años, existían muchos amantes de la acordeón, instrumento muy popular, además de otros por esos lares. En las fiestas se encontraban músicos prodigiosos y avezados que se lucían en fiestas familiares. El más destacado su primo Sergio Lillo, además un especie de girosintornillo, que fabricaba sus propios instrumentos.

    Su padre recibía clases de acordeón con un importante maestro, se había comprado una de 48 bajos, el pequeño no podía interrumpir la clase, de tal manera que observaba la clase detrás de la puerta, Allí almacenaba en su mente, las escalas con ritmo de vals, las notas musicales, el repertorio enseñado y cuando terminaba la clase y su padre se aprestaba a encaminar a  su profesor. El niño sacaba el acordeón de su maletín y aprovechaba de repasar las lecciones del día.

    Al principio le costó un poco, pero sin darse cuenta logró sacar “La marcha Alemana” y otros temas. Recuerda-“Como era tan pequeño el instrumento, y yo pasamos a ser una sola persona”

    Su debut fue en una de las connotadas reuniones familiares y Doña Mercedes, su madre, anuncia que presentará un nuevo instrumentista. Grande fue la sorpresa de los presentes cuando aparece el menor del clan, con el acordeón que le llegaba a los tobillos e interpreta en forma maravillosa dos temas, el primero aprendido y “Eleva el ancla marinero”, un popular vals de la zona. Los aplausos fueron espontáneos y su fama prontamente llegó a todos los sectores.

    En las escuelas consolidadas de la ciudad, ante la comunidad escolar Mario tuvo su debut “Me sentí cómodo, como si hubiera tocado en público toda mi vida, si hasta recibí un piropo de una alumna de los cursos mayores…”Me lo comería, dijo.” jajajajajaja”-Ríe de buenas ganas.

    A pocos años llega a Cauquenes. Su Padre, profesor, había sido trasladado a la Escuela Industrial de nuestra ciudad. Lo matriculan en la Escuela Superior N° 1 , siendo ya un conocido músico. Los profesores Don Iván Gajardo y Manuel Soto, se disputan el alumno, quedando finalmente en el curso del Profesor Gajardo, quien crea un grupo musical con un alumno Soto, que tocaba batería, joven que falleció a temprana edad y que Mario siempre recuerda por ser parte de sus inicios.

    Mario, vivió algunos años en Avenida Dr. Meza, en la misma casa que más tarde lo hiciera Don Sócrates Andaur , casa que tanto  recordamos por su aporte a los jóvenes instrumentistas electrónicos.

    Su traslado a la Población Cauquenes, ya adolescente, le permitió tener la experiencia de integrar el recordado grupo “The Angel”, era los tiempos de “Las guitarras a parafina” ganaron festivales y Mario sumó experiencias y grandes amigos hasta el día de hoy.
    “Más adelante, contigo Alejandro, comencé a tocar guitarra y a aprender diferentes ritmos de moda. Pero una vez, estando en un ensayo del grupo” Sociedad electrónica”, que dirigía Miguel Moya, salió el bajista y dejó el bajo afirmado a la muralla.  Ellos siguieron tocando, le consultó a Miguel si puedo tocar, él acepta y recuerdo que estaban de moda los temas de películas de Westner italianos y sin haber tocado ese instrumento lo hice sin errar una sola nota”-Recuerda.

    Muchas fueron las bandas que integró Mario en Cauquenes, recuerda con cariño a “Los Clavos torcidos”, “Los Poster” y tantos otros, pero su padre, con la mejor de las intenciones, le sugiere una carrera que le de la posibilidad de vivir holgadamente, él quería seguir la música, ser pianista, director de orquesta.”Los padres antes se preocupaban de que sus hijos no se perdieran, pero yo amaba la música y tengo la certeza de que habría sido el mejor”-Evoca con nostalgia.

    En Santiago tuvo muy buenos trabajos, Clínica Central, Clínica Las Condes”, en Isapre Vida tres y otras empresas. Sin embargo nunca ha dejado de acercarse a la música, hace poco estuvo participando como tecladista en un tributo a Soda Stereo y ha tocado con jóvenes músicos emergentes de la capital.

    “Cauquenes está muy hermoso. Sus iglesias, su nuevo puente , el Liceo de niñas y otras construcciones, le han cambiado la cara a mi Cauquenes que vi tan deteriorado después del terremoto hoy renace con fuerzas mi ciudad”-Manifiesta.

    “En mis tiempos habían interpretes formidables como: El “Pollo” Gaete, Oscar Muñoz, Gustavo Contreras, Hugo Herrera, “Chachi” Rivas, Ariel y Cecilia Sánchez. Mas, la persona que más me impresionó, por su fuerza interpretativa, potencia de voz y carisma fue Juan Carlos Muñoz, recuerdo que tú me llevaste al teatro a escucharlo y era impresionante como la gente lo ovacionaba. Fue este hecho y haber escuchado en el patio central del Liceo de Hombres a oscar Muñoz y Claudio Apablaza tocar guitarras eléctricas el tema “Cadillac”, que me hizo reflexionar y decir: ESTO ES LO QUE YO QUIERO PARA MI VIDA”.

    Mario se ha casado en su vida en dos oportunidades, la primera “Una volada de jóvenes”-Recuerda. “Una polola de verano, nos tincó casarnos y fuimos de inmediato al civil y lo hicimos”. La segunda vez duró 27 años y de esa unión nacen Carolina, Sicoterapeuta y Fabiola, madre de su único nieto, Vicente, “El que me cambió la vida y me da fuerzas para vivir”.Dice.

    En cuanto a Instrumentistas admira profundamente a Miguel Moya “Un capo” , a Johnny Pérez, Gustavo Muñoz Cabrera, Cesar Meza, Haroldo Barra y a su amigo Oscar Muñoz con quien compartió muchos años de actuaciones.

    Recuerda con mucha simpatía que cuando era adolescente  construyo su primer instrumento. “Quería tener un bajo, me fascinaba su sonido. Usé unas maderas que tenía mi padre para hacerlo, para hacer el diapasón me ayudó un mueblista  que lo conocían como “el español”, Don Hernán Martínez. Enseguida armé el bajo y me encontré con el problema que no tenía cuerdas, ni dinero para adquirirlas, menos un  amplificador para escuchar. Entonces le puse unos cordeles y tocaba apoyando el bajo en la puerta de mi pieza para escuchar y practicar, así que imagínate lo que me significaba para  tocar uno de verdad, con otros músicos y de yapa, con público”.

    Todos quienes lo conocieron saben de su amor por la música. De su amistad, de su contacto con  la naturaleza, lo que goza en una montaña, en un río, de los grandes bosques y paisajes, que sin duda lo conectan a su tierra natal del sur.

    Los músicos Cauqueninos lo recuerdan con cariño y coinciden que MARIO ORELLANA LILLO, es el talento que vino del sur.

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