Propaganda electoral atenta contra medio ambiente

    Por Andrea Navarro Gonzalez 

    La revolución que causa cada elección, tanto a nivel nacional, regional como comunal, siempre es sinónimo de un revuelo venidero tanto en ámbito político, social, como ambiental.

    Asimismo, siempre deja alguna secuela que deben pagar tanto justos como pecadores. En mi caso, tengo el deber como ciudadana y como autóctona de tierras cauqueninas, de hablar por aquellos que una vez más han sido pasados a llevar en estas campañas.

    Si bien una vez anterior me referí  con ímpetu a lo molesto que resulta que se corten árboles o se pase a llevar el paisaje cauquenino por culpa de las propagandas, hoy me refiero (con más disgusto que antes) a las falsas promesas acerca de salvaguardar el ambiente propio de nuestra querida ciudad.

    Si existe gente que no le interesa el ambiente ni las áreas verdes de esta comuna, es una pena con la que puedo coexistir siempre cuando no se contribuya a lo contrario, con ello me refiero a que si existe gente (que digan llamarse cauqueninos) que no van a contribuir a la limpieza, ornato, orden y ecología de la ciudad, no hagan lo contrario, no contaminen ni ensucien las calles, no corten los árboles, tengan tendencia responsables de mascotas, apaguen sus cigarros en la planta de sus zapatos y bótenlos en la basura y no los pisen en la calle.

    Hay tantas maneras en las que se puede aportar la limpieza de un lugar, es cosa de predisponerse, no demanda mucho tiempo ni mucha energía el detenerse frente a un basurero y dejar ahí la basura o guardar el papel del chicle en vez de arrojarlo al suelo.

    No obstante, debo admitir que mi mayor frustración es que personas que se llenan la boca de amor a mi amada ciudad, tengan la desfachatez de presentarse como rostros públicos gobernantes, y que no sean capaces de cumplir sus promesas. ¿Qué les cuesta retirar sus propagandas? Es preferible que rayen las casas antes que un puente público, que repartan panfletos que por último se pueden botar en un basurero si no se quieren leer antes de clavar árboles inocentes para dejarlos dañados y encima, mal adornados con sus rostros hipócritas.

    Caso en particular, que me decepciona más que cualquier otro, es el del Sr. José Ignacio Pinochet, un “abogado ambientalista”, tan ambientalista que fue el único candidato que garabateó puentes públicos con su nombre, que por cierto borró, pero con una pintura que mi hermano de 8 años puede disimular mejor. Para qué hablar de los árboles de la entrada de Cauquenes (por la gruta, en el barrio estación, y hacia la costa) que aún visten su rostro ecológico, para esto debo mencionar que leí su propuesta de retirar toda su propaganda una semana finalizada las elecciones y me deja asombrada el peso que tiene su palabra.

    A veces, el engrudo y el papel resulta menos dañino (pensando estéticamente), aunque no se justifica ecológicamente hablando. Es increíble creer que pueda ser considerado para ministro de medio ambiente.

    Me educaron con grandes ejemplos de respeto por la vida y por mis mayores, no obstante, mi crianza incluye el no callar ante una injusticia, si hoy tengo la oportunidad de poder pelear por los que han sido menospreciados o no pueden defenderse, lo haré asegurándole un triunfo a la naturaleza.

    Las figuras públicas no solamente cumplen el rol de ejemplos como figuras que son, sino además, como adultos que (se suponen) saben de la vida.

    Entiendo que muchas veces sea responsabilidad de la gente que ayuda en las campañas, pero como futuros mandatarios que estarán facultados para tomar decisiones y con el poder de mover masas, deberían contar con gente consciente de los planes del candidato, y en el caso de no ser así, capacitarlo para que sí conozca los planes del mismo.

    El hecho de que al Sr. Sebastián Piñera le sobre propaganda no es del todo su culpa, es en parte de la gente que trabaja para él (que por el hecho de ser remunerada no siempre significa que sea la más apta, o la más capaz para efecto de campañas), y es de él por no tener perspicacia para decidir el tipo de gente con el que va a contar.

    El día jueves 14 de Enero, tuve que encontrarme frente a frente con el lamentable paisaje de ver mi querida plaza llena de los diarios de la propaganda del Sr. Piñera, diarios que gastan millones de árboles por día para hacer solamente uno, regados por toda la calle.

    El que sobre propaganda es netamente responsabilidad de la gente a cargo que no sabe hacer uso de ella para agotar los recursos en el tiempo correspondiente, y su ineficiencia no debe pagarla el medio ambiente.

    Culmino esta nota esperando que la gente que me lea sienta que no se callarán actos vandálicos al ecosistema como los que mencioné, también, espero se sumen a mi llamado y demanden estos actos cada vez que sepan, sumemos fuerzas y hablemos por los que no hablan.

    Si amamos Cauquenes cuidémoslo, y evitemos que gente nefasta lo dañe, culturicemos a nuestro pueblo con respeto por las áreas verdes.

    Aportemos un poco cada uno, y veamos con orgullo como crece nuestra ciudad.

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