Por Marìa Georgina Yáñez Molina
Cauquenes ha querido hacer una observación al respecto, lo que aquí se va a plantear no es de estos tiempos, es de años atrás y que lo han seguido los ediles, sin siquiera reparar en ello.
En nuestro Cementerio General (hoy Municipal)se ha terminado con el respeto a nuestros muertos, se ha hecho muy notoria y marcada discriminación sin límites dentro del quehacer de las autoridades comunales, han optado por terminar con las avenidas del mismo para dar cabida a lo que llamo “mansiones después de”, es decir existe una notoria división de clases sociales hasta después de la vida.
Cómo digo, esto ha sido en mandatos anteriores, es cuestión de hacer averiguaciones y lo verán, no se ha tenido respeto por aquellos que no tienen los recursos para edificaciones y más se han tomado las avenidas de descanso para muchos, para dar cabida a estas casas que un poco más las empiezan ampliar también.
Esto ha provocado un desorden en el Campo Santo que es indignante para los cauqueninos, no existe un plano que regule y evite esta forma de hacer las cosas. He sostenido desde hace años que la división social de los muertos se puede describir entre la Pincoya-La dehesa, La Victoria-Las Condes, José María Caro-Chicureo,es decir, cauqueninos ¿qué nos sucede?, creo que si todas las personas que han partido por una ley divina hoy pudiesen hablar ¿Qué nos dirían?, es solo pensar.
El hecho de pintar los nichos en el cementerio blancos y limpiarlos es darle otra visión a la casa de los que han partido, y a su vez quieren aminorar lo que es discriminación entre los muertos, es decir tapar un tanto esta observación, pero después de todo los cauqueninos verán más limpio el Campo Santo ,pero con un amontonamiento que en la parte Norte por ejemplo, en la entrada lado Sur, las grandes casas casi no dan espacio para colocar cómodamente flores a los que humildemente alcanzan para nichos y más aún casi no se puede entrar y ver las flores que colocan los dolientes a sus seres queridos que se han ido.
Todo esto trae una serie de consecuencias que no se han estudiado bien, lo que conlleva un desenlace de una discriminación, falta de respeto sostenida y un aplastamiento a los débiles. Sé, los nombres de esas casas, pero he querido hacer pensar y reaccionar a nuestros coterráneos.
Desde hace años existían algunas casas, pero no molestaban a la vista de los cauqueninos, porque estaban bien distribuidas y eran por lo menos más sobrias, no eran una bofetada a los sencillos y humildes coterráneos.
Cada coterráneo puede observar lo expuesto en estos días en que recordamos a los que han partido, y luego meditar.
No hay que desconocer que ahora encontraran el lugar limpio y pintado, pero con un hacinamiento espantoso.
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