Loable es la juventud
que es correcta y es afable,
que respeta a los mayores
y rinde culto a sus padres.
Y más, aún, es loable
cuando aplica las lecciones
que le inculcan en su hogar
y les dan sus profesores.
Mil loas a esos muchachos
de espíritu acrisolado,
que en mérito a sus valores
merecen ser destacados..
Aunque a veces también hay
jovenzuelos algo extraños,
que, tal vez, pa' que los oigan
se dedican a hacer daños.
No obstante, puede que sea,
al practicar tal acción,
el efecto o consecuencia
de alguna adversa lección.
Si fuera así, dicho error
es muy fácil corregir,
siempre y cuando buenas normas
les sepamos transmitir.
Ya que, igual que en el desierto,
toda palabra es perdida,
cuando a un joven se cuestiona
sin darle ejemplos de vida.
Entonces, no hay que increparlos
cuando, unidos y ordenados,
exigen se les repete
sus derechos conculcados.
Por el contrario, hay que darles
espacios para avanzar,
en el área del estudio
y en el campo laboral.
La juventud siempre ha sido,
dicho así, sin protocolos,
en nuestro medio social,
un divino gran tesoro.
Alejandro Peña Castro (Alpecas )