Iván Gajardo Rodríguez
Ya no habrán más gorriones
Sobre el techo de la casa;
Ni menos sobre los cielos,
Ni tampoco buscando semillas en el suelo.
¿Se han ido para siempre, o por ahora?
Se cambiaron con beatitud asustada,
Permutando su bienaventuranza atraída
Por otras acrobacias,
Tal vez más espirituales,
Me dijeron...
Sin embargo,
Los gorriones ya no recogen migas
Ni suspiros de flores...
Simplemente se fueron...
Ahora, que tal vez muy tarde,
Recuerdo y vuelvo a mirar el patio
Cuando, uno de tantos revoloteos,
Uno de ellos, como secándose un lamento
Desde el fondo de sus plumas,
Mirando el espejo ya lejano,
Divisó una estrella, allá en la altura...
Imantado por aquella fugaz providencia,
Cogiendo entre sus alas, una repentina brisa,
Emprendió con la camada, el viaje...
Quedó triste mi patio,
Como un sinónimo negro..
¿Quién siquiera lo habría pensado?
Más tarde, lejanos rumores,
Se supo, no a ciencia cierta,
Que los gorriones- por lo menos dos de ellos-,
Pilotando con extraños aleteos,
Se habían marchado hacia otros universos...
Más, sereno, leyendo la noticia,
Editada en el último aliento del crepúsculo,
Le dije adiós- tal vez con alegría- a los gorriones.
( Post data: sin embargo,
sigo siento tristeza, por
el bullicio de aquellos pájaros,
pasajeros; todo está en silencio,
hasta en la nave de Noé).
Iván Gajardo Rodríguez
Villa Los Acacios 12 Poniente 597
Tarde: Sábado, 12/
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