Por Omar Villanueva Olmedo
Este Domingo se celebra el Día del Padre. Muchos niños y adultos se preguntan y complican: ¿Que podría regalarle yo al mío? Si le regalo algo, creo que mi padre se merece más que algo. Si le compro un presente barato: ¡Él se merece lo mejor y lo más caro! pero yo no tengo tanto dinero para ese gran regalo.
¿Y si le regalo ropa? Pasará el tiempo y hasta la mejor terminará donde sabemos termina. Quizás un buen vino -el sol francés en la botella en pleno invierno- sea una buena idea, pero cuando pase el alegre embriague será un olvido, incluida la grácil y bella botella.Si le regalo una corbata, en estos años ya ha recibido varias, pero con su timidez no creo se atreva a usar una con la linda foto estampada de sus hijas y nietos. Si le compro una cosa bonita, por más bonita que sea, no dejará de ser una cosa.
¿Y si me endeudo, me vuelvo loco y le compro un súper regalo?: unos palos de golf o una linda chaqueta, un auto o una moto, un instrumento para tocar las canciones de un cincuenteras de "Golosa La Orquesta", un electrónico o una herramienta poderosa de marca taquilla, o algo útil para el trabajo... pero si él ha trabajado toda su vida por nosotros. No, no creo sea tan buena la idea y lo dejaré preocupado por la deuda.
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