¡ Ah, los afectos!
Tan vitales como el aire al cuerpo
son indispensables al espíritu
desde el primer vagido
y aún frente al último vestuario
cuando exaltan nuestro paso por la tierra
cuando con más de una lágrima nos despiden,
y nos vamos.
Fueron en la cuna ; los arrullos
y el cordón umbilical
siguió atando más cariños
en el barrio , en la escuela
en los amores , los amigos
el trabajo, las instituciones.
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