Por Andrea Navarro Gonzalez
La revolución que causa cada elección, tanto a nivel nacional, regional como comunal, siempre es sinónimo de un revuelo venidero tanto en ámbito político, social, como ambiental.
Asimismo, siempre deja alguna secuela que deben pagar tanto justos como pecadores. En mi caso, tengo el deber como ciudadana y como autóctona de tierras cauqueninas, de hablar por aquellos que una vez más han sido pasados a llevar en estas campañas.
Si bien una vez anterior me referí con ímpetu a lo molesto que resulta que se corten árboles o se pase a llevar el paisaje cauquenino por culpa de las propagandas, hoy me refiero (con más disgusto que antes) a las falsas promesas acerca de salvaguardar el ambiente propio de nuestra querida ciudad.
- Visto: 1835